¿Qué es la xerosis? Síntomas, causas y soluciones

La xerosis es el término médico que se emplea para referirse a la piel extremadamente seca.

La piel seca es una condición muy común que la mayoría de las personas han sufrido a lo largo de su vida. La prevalencia a la xerosis aumenta con la edad, afectando a más del 80% de las personas a partir de los 60 años.

La xerosis tiene su causa en la falta de hidratación en la piel, que se muestra agrietada, áspera, rugosa, envejecida, tirante, descamativa y menos elástica. Puede ser el resultado del envejecimiento (xerosis senil) o estar provocada por enfermedades subyacentes como la diabetes.

Cuando se hace severa, puede afectar a la gente, tanto física como emocionalmente. Comprender las diversas causas y las soluciones pertinentes le ayuda a adaptar sus hábitos a las necesidades de su piel, mejorar su eficiencia y controlar los síntomas. La xeroris no es un problema de salud grave pero sí es molesto y afecta sobre todo a las mujeres a partir de una determinada edad. La mejor forma de prevenirlo adoptar una serie de hábitos de hidratación que además nos ayudarán a sentirnos mejor.

SÍNTOMAS DE LA XEROSIS

Entre los síntomas más comunes de la piel seca está la tirantez. La sequedad aumenta la velocidad a la que mueren las células cutáneas que se acumulan en la última capa de la piel (epidermis) y provoca esta desagradable sensación.

El enrojecimiento es también resultado de la sequedad, además del picor o la piel escamosa. El picor y es una reacción impulsiva a la incomodidad que causa la piel rígida, que no cumple sus funciones. La piel escamosa se produce cuando se desprenden grandes escamas de la epidermis y a veces se ve como polvo fino.

A la hora de diferenciar entre una piel temporalmente desnutrida y una piel que sufre de de xerosis, existen ciertos signos que pueden ayudarnos a detectar el problema, aunque en cualquier caso siempre será un médico especialista quien nos facilite el diagnóstico definitivo. 

CAUSAS DE LA XEROSIS

Puede ser ocasionada por:

  • Climas muy fríos o poco húmedos ya que cuando la humedad ambiental es baja o exponemos nuestra piel a temperaturas muy frías es habitual que aparezca el problema de la piel seca.
  • Los efectos de la radiación solar son la causa de la descamación de la piel y del fotoenvejecimiento prematuro, por lo que priorizar siempre un fotoprotector (también en invierno) es clave si queremos evitar sufrir el problema de la piel seca.
  • Aire seco en interiores proveniente de sistemas de calefacción o enfriamiento
  • Afecciones de la piel, tales como eccema o psoriasis
  • Enfermedades como diabetes, tiroides hipoactiva, síndrome de Sjögren, entre otras.
  • Ciertos medicamentos (tanto tópicos como orales) especialmente aquellos diuréticos que restan agua a nuestra dermis y que, por lo tanto, pueden llevarnos a sufrir de xerosis. 
  • Envejecimiento ya que conforme avanzan los años, los niveles de lípidos de nuestra piel se reducen, lo que provoca que esta se deshidrate con mayor facilidad al no contar con esa barrera protectora. Además, la piel adelgaza y produce menos aceite natural.
  • Alimentación deficiente. Como siempre, llevar una dieta saludable se vuelve indispensable, también para nuestra piel. A través de la alimentación adquirimos los nutrientes y vitaminas necesarios para garantizar que nuestra dermis cuenta con todos sus recursos naturales intactos.
  • Uso de productos de higiene en exceso. Utilizar cosméticos que no respetan el pH de nuestra piel puede provocar problemas a largo plazo, ya que estos destruyen la barrera protectora de nuestra dermis. 

SOLUCIONES A LA XEROSIS

La solución más efectiva a la xerosis es la hidratación a través de productos cosméticos específicos, lo que permite incrementar o mantener el nivel hídrico en la capa córnea y corregir los niveles de lípidos. También es absolutamente imprescindible asegurar el aporte diario de agua necesario. La hidratación restaura la elasticidad del estrato córneo, por lo que la piel aparece más firme y fuerte y adquiere un mejor aspecto, más sano y rejuvenecido.

Para combatir la xerosis debes combinar diferentes aspectos:

Cosméticos

  • Usar productos específicos. Como regla general, los preparados tópicos para las pieles con xerosis deberían incluir los siguientes ingredientes: lípidos (sustitutivos de los lípidos naturales cutáneos perdidos); lípidos fisiológicos (para la restauración de los elementos estructurales del estrato córneo); hidratantes y humectantes (para equilibrar el contenido de agua y restablecer la función barrera del estrato córneo); y antipruriginosos (para aliviar el prurito o picor, uno de los síntomas más característicos de estas pieles)

Tanto la textura como la presentación de estos productos deben adaptarse a la zona corporal en la que aparece la xerosis y también a otros elementos, como la época del año. Así, por ejemplo, las cremas ricas en agua son las más adecuadas para el rostro y para la época de calor, mientras que para zonas como las extremidades y los pliegues y durante los meses de invierno, la mejor opción son las pomadas ricas en lípidos.

  • Realiza una limpieza y una exfoliación suave una vez a la semana. De esta forma, eliminaremos las células muertas y permitiremos que los productos hidratantes penetren en las distintas capas de la piel cumpliendo su función.
  • Utilizar protección solar. Si en todos los casos es fundamental, cuando se trata de pieles con xerosis es imprescindible, ya que, además de otros daños cutáneos, la radiación puede actuar como un auténtico “papel secante” en la piel. Hay productos solares especialmente formulados para estos tipos de piel, que aúnan una protección solar muy alta con una cantidad elevada de agentes nutritivos, hidratantes y reparadores que minimizan las pérdidas de agua asociadas a la exposición solar.

Alimentación

  • Cambiar la alimentación. La dieta juega también un papel importante para potenciar la hidratación desde el interior. Para ello, hay que restringir el consumo de ciertos alimentos (chocolates, cremas, mayonesas) y disminuir la ingesta de azúcares; moderar el consumo de sal y de comidas muy condimentadas (producen retención de líquidos, los cuales deberían circular para mantener la piel hidratada); seguir una dieta rica en frutas y verduras, alimentos que suponen un importante aporte de vitaminas que conservan la hidratación y la elasticidad de la piel (A, C y E, principalmente); y vigilar los niveles de minerales como el zinc, el hierro, el cobre o el calcio, cuyo déficit puede acelerar la deshidratación cutánea. Y, absolutamente imprescindible, asegurar el aporte diario de agua necesario (nunca inferior a los 2 o 2,5 litros).

Entorno

  • Controlar la humedad ambiental. Es un aspecto a tener en cuenta especialmente en los lugares de trabajo. Los expertos recomiendan el uso de humidificadores en los ambientes especialmente secos, ya que está demostrado que al permanecer mucho tiempo en recintos en los que hay calefacciones o aires acondicionados se producen pérdidas imperceptibles de agua, que favorecen la deshidratación cutánea.

Higiene

  • Extremar los cuidados en la higiene diaria. Cuando nos duchamos, nuestra piel puede perder hasta un 15% de su hidratación, por lo que la elección de los productos de higiene es fundamental. La mejor opción son los geles o jabones específicos para este tipo de piel. Y lo mismo ocurre con la temperatura: el agua excesivamente caliente potencia el efecto deshidratante; lo mejor es ducharse a una temperatura templada (28-30 ºC).
  • Lo mejor es aplicar los productos de higiene con la mano, evitando la fricción de la piel con esponjas o guantes, ya que pueden producir una exfoliación excesiva. Asimismo, al secarse, hay que hacerlo con ligeros toques, nunca frotarse, y utilizar toallas de rizo siempre que sea posible, para así preservar la barrera protectora cutánea. Hay gestos que potencian los efectos de los productos hidratantes como, por ejemplo, humedecer el rostro antes de aplicar una hidratante facial o no secarse totalmente tras la ducha antes de utilizar una corporal, ya que el agua “hincha” las células epiteliales, creando una superficie uniforme y mejorando el aspecto de la piel.
  • Utiliza ropa fabricada con tejidos naturales: evitar los sintéticos y optar por el algodón, el lino o la seda puede ser clave para acabar con la piel seca. Hay que procurar utilizar prendas que resulten suaves al contacto con la piel y evitar aquellas excesivamente ajustadas. También, lavar nuestra ropa con detergentes libres de perfumes y prescindir de lociones, perfumes, colonias o similares que contengan alcohol.

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